martes, 30 de octubre de 2012

Reflexión


Este Trekking ha sido la culminación de una ilusión que se gestó con el primer contacto con ese país (Nepal) en el año 2010. Quiero recordar que aquel octubre estuvimos, mi familia y yo, en un viaje organizado que nos llevó a Thailandia y Nepal. Una multiaventura que nos enseñó la exótica y colorista ciudad de Bangkok, nos adentró en el caos y la espiritualidad de Kathmandú, nos hizo practicar rafting, nos mostró la selva de Chitwan, nos elevó a sus alturas en un sendero alrededor de los Annapurnnas y nos llevó a islas paradisíacas del mar de China para tener nuestra primera experiencia en el submarinismo. Aquello fue un sueño. Un sueño que no sólo compartí con la familia, también con el resto de personas que componían ese grupo, incluyendo los guías. Gentes con las que, a pesar de tener cada uno su camino, se creó un vínculo, un fino e invisible cable de acero, que, pase el tiempo que pase, nos mantendrá unidos por esos extraordinarios momentos. Para mi, todo ello, fue una experiencia inolvidable pero mi tardío amor por la montaña tomó cuerpo en ese circuíto de los Annapurnas. Ahí comprendí qué era lo que realmente me hace sentir vivo. En esos interminables montes nació una ilusión.
En el 2011, esa incontrolable atracción tomó cuerpo y, en esta ocasión, mi hermano, mi hijo y yo, en el mes de marzo, volvimos a Nepal; esta vez, sólo y unicamente para hacer el sendero del Annapurnna Base Camp. Fueron mágicos los días que pasamos entre esos colosos del Himalaya. Una experiencia fuerte y dura que nos hizo ver esa alucinante zona del país y la categoría humana que tiene la gente que lo puebla. Además sirvió también para fortalecer entre nosotros esa relación padre-hijo-hermano que ha contribuído, después, a vernos no sólo como familia sino también como grandes amigos.
Ahora el círculo se cierra. La ilusión, que nació en 2010 y creció en 2011, ha madurado en este nuevo viaje, que hemos realizado mi hermano y yo, el recorrido por el Parque Nacional de Sagarmatha, camino del Everest Base Camp.
Ha sido un broche de oro, una experiencia única, dura y complicada pero tremendamente satisfactoria. Quizá alguien pueda pensar que incompleta, ya que no llegamos hasta el campamento base por circunstancias de salud, tan sólo nos faltaron cuatro kilómetros. Diré que no sólo ha sido completa; ha sido una de las más bellas experiencias que jamás habría podido soñar. Caminar entre tantos colosos de piedra no tiene precio, saber que se está en el techo del mundo no se puede expresar con palabras, sentir que el hombre es un ser diminuto ante tanta grandeza te hace ver que no somos más que una pequeña parte del todo, no el centro del universo.

Como ya comento en el 'Diario del viaje', Everest no es más que una montaña, una entre tantas, la más alta, sí, pero lo valioso no es la meta; es el camino. Y ese camino ha tenido momentos para la reflexión, para el conocimiento, para la humildad, para la paz personal, para la tolerancia, para la resistencia, para compartir, para la risa, para las lágrimas, para el recuerdo... Para el recuerdo de los que no han podido estar en esos momentos, los que no podían por cuestiones personales y los que no podrán por no estar entre nosotros. Todos, todos ellos, han estado en el camino y, en cierto modo, han sido también parte de esa gran aventura.

lunes, 29 de octubre de 2012

Algunas de las mejores fotos.































 
 

 

Diario de viaje.

Pinchando en las palabras en rojo y negrita, accedes a fotos de este viaje.

Aquí se abre este tercer periplo a las tierras ancestrales del país del Himalaya.

Esta gran aventura, quizá pequeña para algunos, da comienzo el día 12 de octubre.
Salimos desde Alicante para, en un larguísimo recorrido intercontinental (para mi es lo peor de estos viajes), pisar aeropuertos de distintas ciudades del mundo, con sus interminables horas de espera; Madrid, London, New Delhi, Kathmandú.

Llegamos a la capital nepalí el día 13 de octubre, a eso de las 15'00.
Al pasar la aduana, rellenamos el visado y, a la hora de sellarlo la policia, se dan cuenta que es la tercera vez que visitamos este país. El agente me mira con cara de 'einggg?' a lo que le respondo 'I love Nepal' y él me contesta 'I'm sure. Welcome to Nepal'.
Allí nos esperaba el que iba a ser nuestro guía durante el período de trekking, Prakash Adhikari, un chaval de unos veintipocos años, delgaducho, de enormes y expresivos ojos, con blanca sonrisa y piel tostada, con muy buena disposición a hacerse entender, no sólo en su inglés, sino también en un escaso español aprendido en algún cursillo en la ciudad y, sobretodo, a base de guiar a otros hispanos por esos montes de Buda.
Nuestra intención no era otra que centrarnos en el trekking, única y exclusívamente. Por ello, intentamos evitar al máximo la estancia en Kathmandú, ciudad que, por otra parte, ya conocíamos de las otras dos ocasiones.
Nos despedimos del guía, nos instalamos en una de las Guest Houses de Thamel, un poco de aseo, algún corto paseo por sus 'calles', tranquila cena en uno de sus restaurantes y vuelta al hotel, ya que al día siguiente, bien temprano... Arranca la aventura!!!

14 de octubre. Kathmandú-Lukla-Phakding.
Nuevamente el aeropuerto, esta vez para tomar un vuelo local; el que nos llevaría hasta la población de Lukla. Despertamos muy temprano, el aeroplano tenía su hora de partida a las 9'30. Bueno, en este país pensar que cualquier avión, avioneta o artilugio que se desplace por el cielo va a salir a la hora indicada, es de ilusos. Nos tuvieron esperando en la puerta de embarque hasta las 13'30, incluso, y debido a las dificultades de la pista de Lukla y las condiciones climatológicas, se pensó que, tal vez, ese día ya no hubiera ningún vuelo a esa población. Uffff... vaya marrón!!! Finalmente, subimos al aparato y, Sergio y yo, estuvimos buscando un buen rato por el suelo de la nave para ver dónde porras estaban los pedales... jejeje. Era de hojalata, con capacidad para 16 personas, motores de hélice e... igualito, igualito al que hacía unas semanas se había estrellado en pleno despegue, causando la muerte inmediata de todos sus ocupantes... Un lujo!!! Un poco cagados sí íbamos todos, hay que confesarlo. Por fin despegamos y aterrizamos en Lukla (2840 mts.). Creo que aún están las huellas en la pista de aterrizaje de los dieciseis pares de zapatillas de los viajeros para poder frenar el aparato... jajajaja.
El hecho de tal retraso, a la hora de salir, condiciona muy mucho este primer día de trekking. Queríamos haber llegado en esta primera etapa hasta Manjo (2835 mts.) pero la falta de tiempo nos hace acortarlo y llegar a Phakding (2610 mts) habiendo caído la noche, con tiempo justo para instalarnos en el Lodge, cenar algo y dormir, para comenzar al día siguiente un nuevo recorrido.
Así concluye este primer día de trekking.

15 de octubre. Phakding-Namche Bazar.
Arrancamos, muy temprano (ésta será la tónica general) desde este pueblo, pasamos por Manjo y nuestro objetivo es Namche Bazar (3440 mts.) Son cerca de 12 kilómetros de valles impresionantes, bosques de coníferas y riachuelos por doquier, todo ello bajo la atenta mirada de enormes montañas. Todo el conjunto de una belleza sublime. No es una ruta demasiado complicada pero hay que recordar que estamos ascendiendo, y eso ya empieza a pesar.
Namche Bazar es una localidad que, normalmente, se toma como referente para hacer la primera aclimatación, por ello es más importante que otras y tiene una infraestructura más moderna, sus 'calles comerciales', sus centros de ocio, etc... todo ello dentro de las precarias condiciones del país... Pero, nosotros, más chulos que un ocho, pasamos de aclimatarnos.

16 de octubre. Namche Bazar-Panboche.
Desayunamos y, tempranísimo, comenzamos el camino, dejando atrás Namche Bazar, bordeando montes y valles interminables, para dirigirnos hasta Tengboche (3680 mts.). A partir de este lugar ya se nos muestran las increíbles vistas de algunas de las montañas más importantes del planeta (Ama Dablam-6814 mts., Tabuche Peak-6495 mts., Everest-8848 mts.) La espléndida visión de este último, en un día abosultamente claro y luminoso, hace que la dureza del camino no signifique nada cuando la maravilla que se muestra ante nuestros ojos es tan enorme. Atravesamos diversos puentes sobre ríos torrenciales. Una gran bajada hasta el último puente de la etapa y... un enooooorme y costosísimo ascenso (interminable) hasta Tengboche, un lugar impresionante, entre monstruos de roca, con un fastuoso monasterio budista y unas vistas del monte Everest que quitan el sentido. Breve descanso para continuar hasta Panboche (3930 mts.). Allí hacemos noche. Las noches son muy frías y las Guest Houses dejan mucho que desear; habitaciones con paredes de chapa, sin ningún tipo de comodidad (tan sólo dos camastros elementales, de madera) y unos 'baños' tan alejados que te hacen pensar muy mucho cuando te entran ganas de mear en plena noche (y no te cuento si lo que te dan son ganas de cagar... jajaja)

17 de octubre. Panboche-Dingboche.
Madrugón, desayuno y, muertos de frío, salimos de Panboche (por cierto, tan rápida la salida que me he traido la llave de la habitación de recuerdo... jejeje) y tomamos el sendero. Caminamos en todo momento con la alucinante visión de Ama Dablam (6814 mts.), unos de los picos, para mi gusto, más bellos (sólo comparable con el sagrado Machhapuchhare o FishTale)
El camino es de un 'sencillo' ascenso y ya se observa la falta de vegetación, hay que pensar que la población a la que nos dirigimos es Dingboche, y son 4410 metros. La llegada no se hace excesivamente complicada. El frío es ya indiscutible y en este pueblo, de casas y Guest Houses diseminados, predomina la piedra y los miles de yaks que se usan para transporte de todo tipo de mercancía, además de los cientos y cientos de 'trekkinistas' que ya comenzamos a coincidir todos, camino del punto final, Everest B.C.
Desde este punto casi podemos tocar con las manos el increíble Ama Dablam (6814 mts.) así como Islam Peak (6189 mts.), Lhotse Shar (8382 mts.), Kali Himal (6985 mts.) y Lhotse (8516 mts.). Almorzamos en la Guest House, tomamos un nepali-tea y, para bajar la comida, hacemos una caminata por el sendero que sube a una sierra que tiene una bonita estupa y desde la cual se pueden ver todos los picos antes mencionados de manera panoráminca. Tan sólo es una subida de 200 metros... Eso hace que nos metamos en el cuerpo una altura de 4600 mts... Casi ná!!! Observando estas maravillas, también comenzamos a sentir nuestros primeros dolorcillos de cabeza... (alguno más que otros, jejeje) Vuelta a la Guest House ya algo 'tocaetes'... Sergio con síntomas evidentes de Mountain Sickness y yo con un catarro (gripazo de cojones) que nos acompañarán y acrecentarán en los días siguientes.
Encontramos un cyber café en el pueblo (que no os vayáis a creer, hay en casi todos los `pueblos del camino; son pobres pero... modernos)... Pasamos la tarde entre dolores de cabeza, mareos, mocos, cafés y mails.
Cuando volvemos al Lodge para cenar y dormir, se nos habían instalado en el hotelito los mismos 15 japoneses que parecía que nos seguían los días anteriores... anda qué no hay hoteles!!! parece que nos perseguían, coño!!!... y qué escandalosos son los jodios!!!

18 de octubre. Dingboche-Lobuche.
En este día nuestro destino es Lobuche (4910 mts.) La diferencia de altura entre el punto de partida y nuestra meta es considerable (500 mts.) y ya estamos 'heridos'. El camino está totalmente despoblado de vegetación y, aunque el día es muy luminoso, es asombrosamente frío. Un sendero empinado que se nos hace especialmente difícil. Cuesta mucho respirar y hay que hacer multitud de paradas y descansos.
Desde estos hermosos y desnudos paisajes, las reinas indiscutibles son las montañas. Picos como el Nuptse (7864 mts.), Pumo Ri (7165 mts.), Lingtren (6713 mts.), Khumbutse (6639 mts.), Chumbu (6859 mts.), Lobuche West (6135 mts.), Lobuche Est (6090 mts.), Cholatse (6335 mts.) y Tabuche Peak (6495 mts.)... El espectáculo es acojonante!!!
Nuestra llegada a Lobuche es una mezcla de sensaciones... boquiabiertos por la presencia de tantta maravilla y el atontamiento por la falta de oxígeno, las narices llenas mocos y las cabezas embotadas. Mi gripe se hace insoportable y el mal de altura de Sergio se agrava con vómitos y fiebre muy alta. Apenas si comemos y tan sólo nos apetece dormitar en nuestro cuarto. El guía nos propone salir un rato por la tarde a una loma cercana y poder ver, desde allí, nuestro 'próximo' destino, Gorakshep (5140 mts.). Accedemos y ya, desde este punto, estamos a unos 5000 metros. Las vistas son únicas, tenemos el Nuptse (7864 mts.) justo enfrente, imponente... al otro lado del valle, el Pumo Ri (7165 mts.), también majestuoso... En su base podemos ver la población de Gorakshep y a su lado el Kala Pattar (5550 mts.), otro de nuestros 'destinos'... Así como el colosal glaciar, que baja desde el Everest, y en cuya cascada se encuentra el Campo Base.
Estamos enfermos y alucinados a la vez.
Volvemos al lodge, apenas si cenamos y esperamos en nuestra habitación que nuestra salud se recupere, al menos algo, para poder continuar hacia nuestra ansiada meta.

19 de octubre. Lobuche-Lobuche.
Sergio ha estado toda la noche vomitando, con fiebre y convulsiones, yo, tosiendo, con fiebre y diarrea. Acude el guía a nuestra habitación y, al vernos, nos propone (bueno, también nosotros se lo proponemos) que pasemos ese día en el mismo pueblo, sin subir más arriba, con la esperanza de poder habituar nuestro cuerpo a esa altura.
Pasamos todo el santo día entre descansos en la cama y suaves paseos por los alrededores... entrando cada dos por tres al aseo, Sergio para descargar por arriba y yo por abajo... Un poema, vaya!!! Poca comida y mucha agua.
En la tarde nos animamos a tomar el camino hacia Gorakshep, sin ánimo de llegar... simplemente por ver hasta dónde pueden nuestras fuerzas. Estamos sólo a poco más de 4 kilómetros de nuestro ansiado destino!!!
Acabamos la jornada pensando que si el día siguiente seguimos igual... tomaremos, con mucha tristeza, el camino de regreso.

20 de octubre. Lobuche-Tengboche.
He despertado bastante despejado (a mi eso del mal de altura no me ha tocado tanto) pero Sergio está cada vez peor, parece una bota, hinchado, y en un estado muy lamentable. La decisión: Bajar cuanto antes. Conclusión: Nuestra salud es más importante que una montaña... y Sagarmatha (Everest) es sólo una más, una de tantas... Eso sí, la más alta de la Tierra. Pero, nosotros, hemos estado tan cerca de ella que ya sólo con eso, somos unos auténticos afortunados. Además, nos quedamos con la idea de que en Everest, al igual que en Ítaca, lo importante es la riqueza que te aporta el camino... y nosotros estamos en él.
Recogemos nuestros bártulos e iniciamos, como siempre es muy temprano, el sendero de regreso.
En esta jornada, la bajada de altitud es considerable por lo que intuímos que el mal de altura disminuirá bastante. Dejamos Lobuche y, tomando un camino más rápido, pasamos por Pheriche (4240 mts.), comemos en Panboche (3930 mts) y llegamos a Tengboche (3860 mts) para pasar la noche. En un sólo día hemos descendido 1050 mts.... Es que somos unas malas bestias!!! Nos hemos hecho, así como el que no quiere la cosa, 17 kilómetros de bajada!!!
Todas las Guest Houses del lugar están ocupadas y... vaya, qué suerte, nos toca la más asquerosa de todas!!! (luego nos hemos enterado que hasta allí ha acudido un montón de gente con el mal de altura). Dejamos nuestras mochilas y nos damos una vuelta por el lugar. Visitamos el Monasterio budista que vimos a la ida. Habían cientos de personas para ver en directo los rezos de los monjes. Yo me pillo un mosqueo de tres pares de cojones cuando, a pesar de la prohibición de tomar vídeos y fotos en el interior, me veo a un puñado de gilipollas con sus móviles y sus cámaras tomando instantáneas y películas... Vaya falta de respeto, coño!!!
Volvemos al lodge, algo de cena y a dormir (yo, cabreado como un mono)

21 de octubre. Tengboche-Khumjung Bazar.
La noche en Tengboche ha sido de las peores del camino. La Guest House es horrible, con unos barracones que no los tienen en España ni los ilegales que se las hacen de cartón en las afueras de las ciudades. El aseo, por llamarlo de alguna manera, estaba donde Cristo perdió la zapatilla. Sergio ya se empieza a encontrar mucho mejor pero un servidor, como no tiene mal de altura, que lo que tengo es una cagalera que me voy por la pata abajo... Os podéis imaginar cuando en mitad de la noche me toca ir a hacer de vientre al retrete... me tiro 500 metros corriendo con el culo 'apretao' para no llenar el pueblo de mierda!!! jajajaja (sí, sí.. ahora me río, pero...)
Como es habitual, nos levantamos temprano. Yo no he pegado ojo en toda la noche. Desayunamos y comenzamos el camino. Esta vez hemos decidio variar el destino, además no queremos hacerlo excesivamente largo, tenemos tiempo suficiente. Con nuestra salud, mermada estos últimos días, podemos permitirnos el lujo de ir con más calma.
Casi todo el mundo se dirige a Namche Bazar (3440mts.)... nosotros nos desviaremos hasta Khumjung Bazar (3780 mts.) que sólo está a poco más de 6 kilómetros de Tengboche.
Esta parte del recorrido, tanto a la ida como a la vuelta, tiene unos desniveles de infarto, así que lo tomamos con mucha, con muchísima, calma, haciendo un montón de paradas y disfrutando del paisaje, que es espectacular. Montañas nevadas, hermosos valles y ríos de salvajes aguas... Llegamos a Khumjung después de una alucinante y empinada escalinata. Allí nos espera, en mitad de un valle, esta población, llamada también Green Valley. Cientos de casas de piedra, diseminadas por la llanura con sus característicos tejados (todos verdes).
Nos instalamos en una de sus Guest Houses. Creo, y estoy seguro de no equivocarme, el mejor hotel de todo este recorrido. Habitaciones cuidadas, sencillas y limpias, con baño (y ducha) comunitario pero muy occidental (nada de agujero para soltar los excrementos y que los pollos se los coman por el otro lado). Damos, por la tarde, un agradable paseo por los alrededores, por sus empedradas calles, visitamos algún que otro comercio de productos típicos y nos relajamos, a última hora, en el comedor del lodge jugando a las cartas con nuestro guía. Cuando llega la noche yo comienzo a encontrarme fatal, tanto es así que me voy al aseo y... por arriba y por abajo, me da la tiritona de la muerte y, como buenamente puedo, me meto en la cama, Sergio me arropa y me quedo dormido como un niño chico.

22 de octubre. Khumjung Bazar-Khumjung Bazar.
Sergio y yo, después del episodio de ayer, nos hemos despertado muy bien. Hay tiempo más que suficiente hasta llegar a Lukla y tomar el avión a Kathmandú. Viendo que este hotel es un lujazo, decidimos quedarnos una noche más en este pueblo y disfrutarlo.
Hemos desayunado tranquilamente y hemos aprovechado la luminosidad de esta mañana para dar una vuelta por los alrededores. Un valle presidido por el siempre majestuoso Ama Dablam (6814 mts.), así como por el Sunder Peak (5368 mts.) y el Kongde (6086 mts.). Nos hemos acercado hasta un pequeño monasterio budista que hay en el pueblo, algo más pequeño que el de la jornada anterior. Hemos pedido permiso a los monjes para sacar fotos. No han puesto ninguna pega y ha sido especialmente bonito. Estupendo. Incluso, sorpresa!!! En dicho templo se enorgullecen de tener, en un armario blindado... 'La cabeza del Yeti'!!!! jajaja... Das un pequeño donativo y te la enseñan... Algo curioso, muy curioso... a la par que increíble (a mi me recordó, no sé, al trozo de mojama que te enseñan diciendo que es el brazo incorrupto de San Vicente Ferrer)
Volvemos a la Guest House, comemos tranquilamente en el jardín, al aire libre, tomando el sol... y probamos por primera vez un filete de yak. No está mal, es una carne algo más dura que la que estamos acostumbrados a comer pero es muy sabrosa.
Tarde reposada en el lodge, paseos por las tiendas, alguna que otra compra, juegos de cartas en el comedor del local y cena, entre bromas y risas, con nuestro guía y nuestro porter.
Nos vamos a la cama tomando la decisión de volver al camino por la mañana.
En esta ocasión nuestro destino será Phakding.

23 de octubre. Khumjung Bazar-Phakding.
Dejamos el pueblo después de un buen desayuno, en un día frío pero despejado y luminoso. Subimos las empinadas colinas mientras a nuestras espaldas Khumjung empieza su vida rutinaria.
Ya en lo alto, y en una de las pocas ocasiones ya, se puede ver el Everest. Esto hace que nuestros ojos se humedezcan por tanta belleza. Ha habido muchos momentos en los que he recordado a los que podrían estar y no están y a los que ya no podrán estar nunca (aunque viajan en mi corazón)... y éste es uno de esos momentos, que nunca se borrará de mi mente.
Ya colina abajo, por el otro lado, nos espera Namche Bazar. También es una poderosa bajada. Por el camino nos cruzamos con bastantes senderistas, muchos son de edad avanzada. Esta ha sido la tónica general y el perfil medio de los caminantes (al menos en la primera mitad del recorrido). No sé si se trata de una especie de 'último gran viaje'. En concreto, había una señora octogenaria agarrada a sus bastones y con una movilidad dramática que, muy posiblemente, de encontrarla en cualquier esquina de la ciudad, la habría ayudado a cruzar la calle.
Ya en Namche Bazar, estuvimos callejeando. Este es un pueblo con una gran extensión y una gran cantidad de comercios. Volvimos a desayunar en la zona centro. Una pastelería!!! Qué lujo!!!... Un buen rato paseando por sus callejuelas y... retomamos la marcha.
Aún, durante la caminata, hay alguna que otra zona, en mitad del bosque, desde la que se puede ver el Everest. Estas serán las últimas visiones del gigante blanco.
El camino es largo y pesado. Comemos cerca del río, pasamos después por Manjo... ya está cerca nuestro destino, Phakding.
Al llegar al pueblo, nos acomodamos en la cabaña del lodge, algo de aseo, descanso y una vuelta por la zona. Antes de caer la noche, encontramos un pub (increíble) llamado 'Everest Liquid', un local nada habitual para estas alturas. Música de AC DC, alcohol y muuuucha marcha!!! Cansados, muy cansados, doloridos pero... con unas ganar terribles de comernos el pueblo... jajaja.  Prakash (el guía), Sergio y yo nos ponemos ciegos a cervezas, patatas fritas con ketchup y... mucho baile, que el mundo se acaba!!! Los lugareños alucinan mirándonos desde la puerta... jajajaja
Llega la hora de dormir y, antes, vamos al lodge para comer algo (una pizza para dos). La gente de la Guest House, cuando entramos en el comedor, nos mira con cara de... 'qué hacen estos borrachos a estas horas?' jejejeje Nosotros, muertos de la risa.
A la cama calentitos, al menos por dentro.

24 de octubre. Phakding-Lukla.
No hay demasiada prisa, Lukla está a poco menos de 8 kilómetros y aquí ya termina nuestro trekking. Desayunamos tranquilos, más tarde de lo habitual y... tomamos con calma el caminito. Bueno, caminito?... Caminazo, que no son muchos kms. pero... con unas pedazo de cuestas!!! Para rematar en trekking, coño!!! Lo bonito es que estamos a unas altitudes en las que la vegetación es poderosamente abundante y las aguas corren a sus anchas.
Llegada a Lukla. Nos acomodamos en el lodge (justo enfrente del aeropuerto), comemos algo, unos cafés, unos cigarritos, algo de siesta, algo de WiFi, algo de cartas y... un mucho de frío. Hace un frío que pela. Va cayendo la tarde y, como casi todos las tardes, el tiempo empeora. Una espesa niebla empieza a cubrir los valles, incluyendo el de Lukla... Dios mío, qué miedo da pensar que esa niebla no levante y mañana se suspendan los vuelos!!! La cagalera, que ya se me había ido, me vuelve de nuevo... esta vez por otros motivos... Ya me pongo de los nervios, nada más pensar en esa situación. Para más inri, comienza a llover. Si al día siguiente no sale nuestro vuelo... todos los planes de regreso a España se van al traste.
Cena en el comerdor del lodge y... a dormir y 'rezar'.

25 de octubre. Lukla-Kathmandú.
Sergio, bien. Yo he dormido como el culo.
Mira tu por dónde que, cuando me levanto, me visto y me salgo a la calle a fumar un cigarro... hace una mañana maravillosa de cojones. Ahora sólo queda esperar que la torre de control piense lo mismo que yo y abra las pistas.
Comienzan a pasar por delante de la Guest House los primeros grupos de turistas cargados de mochilones camino de la terminal. Tantos que empiezo a pensar que hacen falta muuuuchos aviones para tanta gente (es que a veces soy un poco pesimista... jejeje)
Finalmente, después del desayuno, nos dirigimos a la terminal. Hacía ya una hora y media que estaban entrando y saliendo avionetas (cada 20 minutos aproximádamente)
Todo parece estar funcionando según los planes. Nuestro vuelo, previsto según la tarjeta de embarque para las 9'30, se adelanta media hora.
La pista es una rampa, cuesta abajo, que termina en un precipicio de la ostia. Subimos al aparato, se encienden los motores, se dirige hacia la pista, toma carrera y... se lanza precipicio abajo... remonta altura y... ya estamos camino de Kathmandú.
Llegamos a la capital sin inconvenientes, recogemos nuestras mochilas, tomamos un taxi y... camino del mismo hotel del primer día.
Ahora vienen momentos tristes y especiales. Despedirse de un guía como Prakash no es nada fácil. No sólo ha sido un buen trabajador con sus clientes, finalmente, con todas las experiencias vividas juntos, se ha convertido en parte nuestra, en un amigo. Sabemos, por sus grandes ojos húmedos, que él también tiene ese sentimiento hacia nosotros. Son momentos en los que decir adiós cuesta mucho, demasiado.
Mejor será decir, Prakash... hasta siempre!!!
Lo que queda del día es para nosotros. Sergio y yo tan sólo queremos estar relajados, pasear por los alrededores de Thamel, comer tranquilos, unas buena ducha, tomar fotos, alguna compra... y poco más.
Estamos dando una vuelta por aquí, por allá, y... jooooder, ostia, coño!!! jajajajaja
Nos encontramos al indeseable, a ese que todos los que sabéis de qué va, conocéis... a Bi... jajajajaja
No se le ocurre otra cosa que preguntarnos en qué hotel estamos, si hemos venido por agencia, qué trekking hemos hecho, si él puede acompañarnos... einnnnnn, perdona!!! qué parte de 'no queremos saber nada de ti' no entiendes?... Corramos un 'stúpido' velo!!!
Nos lo quitamos de enmedio y seguimos nuestros planes.
Compras, fotos, paseos, etc... Hora de cenar. Tranquilos, sin prisas. Al hotel, a dormir hasta el día siguiente.

26 de octubre. Kathmandú-España.
Amanece en Kathmandú y, con los primeros rayos de sol, el cielo se llena de gorriones, palomas, cuervos y algún que otro águila. La ciudad empieza a despertar, se abren los primeros comercios, la gente camina de acá para allá con bandejas de té caliente. Los perros, que han estado durante toda la noche aullando, ahora deambulan por las calles husmeando las basuras.
Hoy parece que se celebra alguna de las cientos de fiestas que tiene la ciudad, por lo que en el hotel no tienen nada para desayunar (no entiendo la relación, pero es así...) Creo que por no tener, no tienen ni ganas de preparar nada. Un par de milk-cofees y dos tortillas francesas (+ unas galletas de chocolate que compro en una tiendecita de la calle).
Hacemos tiempo, ultimando el equipaje y... a eso de las 10'30 pagamos la cuenta del hotel, tomamos un taxi y nos vamos al aeropuerto.
Todo lo demás, es cuestión de paciencia. Muuuucha paciencia.
Desde que entras en él hasta que te encuentras volando, has pasado cinco controles de policia, te han abierto la maleta en dos ocasiones, a la de mano le han dado tres vueltas y a ti te han cacheado y tocado los huevos siete policias distintos... jejeje
Hoy parece que vamos a tener suerte y, a pesar de tanto control, nuestro vuelo sale según lo estipulado.
Nos dirigimos a New Delhi. Todo normal, según lo previsto.
British Airwais, cumple con su  parte y nos lleva a London.
Aquí, con una buena conexión... tomamos el vuelo de Madrid y...
Sin ningún incidente destacable, Madrid-Alicante, incluso se adelanta en su hora de llegada.
Osea, que nos encontramos en nuestro destino, el día 27 de octubre.
Dando así por teminada esta estupenda aventura.